Estamos ya en la Semana Santa. Ayer conversábamos sobre la importancia de disponer el corazón para dejarnos conquistar por el amor de Dios y hacer que la sed que Jesús tiene de nosotros y por la que se subió a la Cruz de fruto abundante en cada uno, en muchos.
También yo quiero que esta Semana Santa sea la más especial hasta ahora para mí y se lo pido de todo corazón, más allá de mi pequeñez, al Corazón de Dios. Como parte de las actividades propuestas por la Iglesia para enriquecernos y recibir las gracias que quiere la Iglesia derramar en nosotros, está la celebración de la Misa Crismal, a la que asistí hoy con la ayuda de las hermanas. Esta Solemne celebración me ha movido a compartir con ustedes algunas ideas, esperando puedan mis pobres palabras transmitir las profundas vivencias del día de hoy.
Empecemos entendiendo de qué se trata esta celebración.
"Me buscarán"
El Señor Jesús, poco antes de ser entregado, mejor dicho, de entregarse en manos de quienes le juzgarían y condenarían a muerte ignominiosa, quiso dejar "arregladas las cosas" para que sus amigos siguieran adelante en el Camino emprendido con Jesús. Como el más perfecto de los amigos, de los hermanos, de los padres... que sabe que va a partir para siempre, aprovechó los últimos momentos con los más cercanos para entregarles todo lo que podía dejarles, su herencia, hablando en términos humanos. Se dejó Él mismo: "me buscarán" les dijo. A la luz de la Pascua todo lo que la última noche dijo e hizo Jesús en este mundo, cobró un significado increíble. Para muestra un botón: la Institución de la Eucaristía. "Me buscarán" y ahí me encontrarán -les dijo y nos dice hoy también-, sentirán soledad, debilidad, miedo... ahí encontrarán respuestas y soluciones, porque ahí estoy Yo, no sólo para estar cerca, sino para "ser uno" con ustedes, para entrar en "comunión". Es un increíble Misterio de Amor que en la medida en la que nos acercamos a Él vamos entendiéndolo cada vez más. No podemos de una sola, nos sobrepasa. Este tema nos reunirá nuevamente el día jueves, cuando meditemos sobre la Eucaristía específicamente. Pero hoy nos adelantamos un poco en las celebraciones de ese día hablando de la misa Crismal. La celebración que reúne al Señor Obispo de cada diócesis con sus sacerdotes para renovar, entre otras cosas, sus promesas sacerdotales.
No habría Eucaristía en el mundo sin el Sacerdocio Ministerial. ¿Te has puesto a pensar en ello? Al Instituir la Eucaristía, consagró el Señor a los primeros sacerdotes y con ellos el Sacramento del Orden. Cada sacerdote, hoy en día, al ser ordenado se incardina, es decir se "inscribe" en una diócesis determinada (en una ciudad, en una zona geográfica determinada), para llevar a cabo su misión sacerdotal bajo el cuidado y la "gestión" de un obispo determinado. Recordemos que los obispos son los sucesores de los apóstoles y tienen la plenitud del Orden Sacerdotal. Una vez al año, el día en el que se celebra el Sacerdocio, - el día en el que se instituyó- el jueves santo, todos los sacerdotes y su Obispo, se reúnen en la Iglesia principal para celebrar el don recibido y para renovar sus promesas. Por razones pastorales, se puede adelantar a uno de los días de la Semana Santa. Es una bella ceremonia y muy importante para la Iglesia Universal y sobre todo para cada sacerdote.
"¿Quieren unirse más fuertemente a Cristo y configurarse con Él, renunciando a ustedes mismos y reafirmando la promesa de cumplir los sagrados deberes que, por amor a Cristo, aceptaron gozosos el día de su ordenación para el servicio de la Iglesia?" Esta es la pregunta que el Obispo le hace a sus sacerdotes en un momento de la Celebración y a la que solemnemente responden todos juntos afirmativamente. ¿Se imaginan el momento?, ¿la fuerza y conmoción de ese instante? Aún más emocionante es el momento de la consagración, donde todos, desde sus lugares y extendiendo la mano derecha, pronuncian las palabras de la consagración a una sola voz.
Hoy en Alicante
La Catedral de San Nicolás, en Alicante, donde estoy viviendo ahora, estaba más bonita de lo que usualmente está -y ya de por sí es una joya arquitectónica-. La liturgia exquisita, el coro que parecía una pequeña sinfónica dando el mejor de sus conciertos, las palabras de Monseñor Jesús, el Obispo, tan sentidas y paternales, dirigidas- sobre todo- a animar a sus sacerdotes a la configuración con Cristo, hicieron que el momento sea reconocido como lo que es cada Misa, un anticipo del cielo, un encuentro con el Señor.
Una celebración con todo el pueblo de Dios
¿Por qué esta celebración tan sacerdotal está abierta a todos los fieles que quieran asistir? Yo creo que porque es súper importante celebrar con nuestros pastores el don de su sacerdocio, porque es importante rezar por ellos, por los que se están preparando para serlo, por aquellos que están siendo llamados, por los que están tentados, etc. Hoy en día, es más fácil oír hablar de los pecados de algunos sacerdotes que de la entrega silenciosa y fiel de la mayoría. En Pro Ecclesia Sancta he podido estar cerca, trabajar codo a codo con varios de nuestros sacerdotes y al estudiar en la Facultad de Teología, pude hacer grandes amigos curas, o diocesanos o miembros de otras congregaciones. Por esta cercanía puedo afirmar que la vida de un sacerdote, además de hermosa, es sumamente exigente. No se puede ser sacerdote, buen sacerdote, de los que responden a ese celo por las almas que el Señor despierta al llamarlos, sin la determinación de entregarse generosa y completamente al Señor con
una renuncia a todo lo que es propio. Se pide de ellos que no reclamen su vida para sí mismos, sino que la pongan a disposición de otro, de Cristo. Que no se pregunten: ¿Qué gano yo?, sino más bien: ¿Qué puedo dar yo por Él y también por los demás? No es sencillo y no se logra de la noche a la mañana, pero trabajan mucho para lograrlo, en medio de una vida en la que sus actos, sus decisiones, sus estudios, sus esfuerzos, etc, gira alrededor de su vocación de pastor. Recuerdo que un día conversando con uno de ellos me contó que quería complementar sus estudios con una licenciatura. Se decidió finalmente por determinado curso porque sabía que le ayudaría mucha más en el acompañamiento de los matrimonios con los que trabaja (ese fue su móvil principal). Y ese es uno de los ejemplos más simples.
una renuncia a todo lo que es propio. Se pide de ellos que no reclamen su vida para sí mismos, sino que la pongan a disposición de otro, de Cristo. Que no se pregunten: ¿Qué gano yo?, sino más bien: ¿Qué puedo dar yo por Él y también por los demás? No es sencillo y no se logra de la noche a la mañana, pero trabajan mucho para lograrlo, en medio de una vida en la que sus actos, sus decisiones, sus estudios, sus esfuerzos, etc, gira alrededor de su vocación de pastor. Recuerdo que un día conversando con uno de ellos me contó que quería complementar sus estudios con una licenciatura. Se decidió finalmente por determinado curso porque sabía que le ayudaría mucha más en el acompañamiento de los matrimonios con los que trabaja (ese fue su móvil principal). Y ese es uno de los ejemplos más simples.
Reza por los sacerdotes, por quien te confiesa, por el que celebra la misa a la que vas. Te cuento lo que yo hago para no olvidarme de rezar por el celebrante. Me lo recomendó un sacerdote. En el momento en el que comulga el padre, después de las palabras "Este es el Cordero de Dios...", aprovecho de pedir profundamente por las gracias que necesita el celebrante (y por alguno más, claro). Ya verás que en adelante seguro también lo harás, pues el verlo comulgar será un buen recordatorio. ¡La oración de intercesión es poderosa!.
También, en la misa Crismal
En la misa Crismal, y de ahí su nombre, también se consagra el Santo Crisma -la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes, entre otras funciones- y se bendicen además los restantes óleos o aceites (para los enfermos y lo que se van a bautizar).
Por los dos Sacramentos que imprimen carácter, el bautismo y la confirmación, y en los que se nos unge con el Santo Crisma, participamos, también nosotros, aunque de otra manera, del sacerdocio de Cristo. Esta llamada a configurarnos con Él, a entregarnos por la salvación de las almas dentro de nuestra propia vocación, es también para ti y para mí. Es por eso que la celebración me fue aún más especial. Fue un recordatorio íntimo y gozoso. Los Sacramentos que se significan en estos óleos bendecidos, el poder del sacerdote que los hace posible y el inmenso Amor que movió al Señor a quedarse y obrar en ellos "hablan" y muy claro, en esta celebración.
Únete
En Lima la misa Crismal se celebra el jueves por la mañana (me parece que será a las 10:00am). Si estás en otra ciudad y quieres ir también será fácil averiguarlo. Si puedes únete a tan especial celebración; y si físicamente no puedes estar, eleva una oración por todos los sacerdotes de la Iglesia Universal. Uno de ellos una vez me dijo que más importante, incluso que su cumpleaños, es para él esta fecha del jueves santo y el día de su ordenación. Cariño, confianza, agradecimiento e incluso el mismo amor de Dios, pueden transmitirse en una respetuosa felicitación por su día. Cuánta falta hace familias que rezan por ellos, feligreses que cuidan de ellos, católicos que comulgan y defienden a sus pastores. En el mundo de hoy, muchos están acostumbrados a poner en tela de juicio cada actividad o actitud de nuestros sacerdotes. Es hora que nosotros hagamos por ellos lo que nos toca.
Bueno hermano (a) muy querido (a), ha sido para mí muy especial compartir mis sentimientos y reflexiones de este día. Ojalá te sirvan un poco. ¡Ánimo en esta semana especial! En medio de lo que te toca hacer y en el momento que has separado para el Señor, adéntrate en los Misterios a celebrar y camina con Jesús.
Que el Señor te bendiga. Y recuerda que todos, sacerdotes, religiosos y laicos, por el bautismo, hemos sido ungidos y llamados a ser buenos "administradores de los misterios de Dios" (1Co 4,1)
Unidos en el Corazón de Jesús
Hermana Antonella
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